Islandia 2017, 2ª parte

Págalo parásito  ( Stercorarius parasiticus )

Tras disfrutar de los frailecillos, salimos de Vik en dirección al parque de Skaftafell, donde realizamos el paseo hasta la bonita cascada de Svartifoss y sus sorprendentes órganos basálticos muy geométricos.

Seguimos camino hacia Jokulsarlon, el lago glaciar situado a los pies de una lengua del glaciar Vatnajokull, parada obligatoria, era la zona que más ganas tenia de ver en toda Islandia y fue lo que  más me impresiono en todo el viaje.

Aunque se sepa que aguarda un paisaje polar, la sorpresa siempre es mayúscula. Los icebergs se desprenden y pueden pasar hasta 5 años flotando en la laguna, y luego bajan por el Jokulsa, el río más corto de Islandia, hasta llegar al mar.
Un lugar mágico que me hizo estar un par de horas en la Antártida.

Entre los coches del aparcamiento se movían unos pájaros pequeños, otro de los objetivos del viaje, se estaba cumpliendo, eran 4 jóvenes escribanos nivales, en un plumaje que solo se les puede ver en esta época, con la cabeza y el pecho gris.

Escribano nival  ( Plectrophenax nivalis )

Escribano nival  ( Plectrophenax nivalis )

En el agua, muchas gaviotas, argénteas, sombrias,, cana, tridáctila.... y como es habitual, los págalos dándoles caña, vimos págalo grande y parásito.
Entre los icebers, también había un par de focas y muchos eideres. Un lugar inolvidable en todos los sentidos.

Eider común  ( Somateria mollissima )

Me hubiera gustado quedarme hasta el anochecer y ver  la puesta de sol detrás de los icebergs, pero todavía nos quedaba mucho viaje hasta Breiddalsvik, donde teníamos reservado nuestro siguiente alojamiento.
En la carretera, bordeando fiordos y lagos, cientos de cisnes cantores, ostreros, agujas colinegras, ánsares, zarapitos trinadores, archibebe común, serreta grande....