domingo, 24 de agosto de 2008

Picos del Infierno.

Partimos del Balneario de Panticosa, por detras del refugio, un camino estrecho junto a las cascadas de Bozuelo, luego se abre el valle en un circo, por donde cae la cascada del Fraile.

Una vez salvada la fuerte pendiente llegamos al ibón inferior de Bachimaña. Seguimos el camino bordeándolo por nuestra izquierda, la silueta del quebrantahuesos se dejó ver en el cielo. Seguimos ascendiendo hasta llegar al ibón inferior, 2380 metros, el embalse del Bachimaña se veía muy abajo.
Desde el ibón azul se podían ver los Picos del Infierno a la izquierda, y Piedrafita a la derecha.
Continuamos la ascensión y llegamos a nuestro destino, el Ibón azul superior, lugar donde queríamos pernoctar.
El sol se escondía tras las montañas, el día era increible, ni una sola nube en el cielo. Disfrutamos de un tranquilo anochecer a 2400 metros de altitud.





El día siguiente amaneció despejado, los picos del Infierno estaban esperandonos, el collado del infierno tenía bastante nieve, pero se podía subir bien. En la subida, otro quebrantahuesos apareció en el cielo, esta vez mas cerca, con los prismáticos se le veía bien, nos cruzó por encima y se perdió en el mismo collado.
Desde el collado descubrimos el Ibón de Tebarray helado. Ya solo nos quedaba la última subida por un tereno pedregoso.

Primero llegamos al pico occidental 3073 metros, disfrutamos del paisaje y por fín pude ver un ave en la cumbre, era un colirrojo tizón a 3000 metros de altitud. Continué la busqueda y solo pude ver un acentor alpino y un buitre en vuelo.

Pasamos la marmolera para hacer cumbre en el pico central de 3082 metros
Descendimos contentos y sin prisa, quería salirme del camino para intentar alguna ave álpina, pero solo pudimos ver una chova piquigualda.
Regresamos a la tienda y mientras descansabamos un grupo de 15 rebecos decidió bajar a beber al ibón. Nos quedamos quietos, tumbados en la hierba, mientras los rebecos se alimentaban muy cerca de nosotros. Nunca antes los había visto tan tranquilos, jugaban, saltaban, se alimentaban sin importarles nuestra presencia.



Por la tardé continué mi busqueda de aves alpinas, colalba gris, bisbita alpino y colirrojo tizón fue lo único que pude ver por la zona, mas un mirlo acuático en los ibones y un joven de águila real volando muy alto.
Lo que sí pude ver y escuchar, fueron las marmotas. Sus madrigueras estaban por toda la ladera, y con un poco de paciencia se dejaban ver muy bien.




También pude comprabar la dureza de la montaña, encontré un rebeco entre las piedras. La vida a 2500 metros es muy dura y no todos consiguen sobrevivir.


Finalmente quiero agradecerle a Pacheco su generosidad, al dejarme su magnífica cámara para esta excursión, gracias a ella podeís disfrutar del pirineo como lo hice yo. Ezkerik asko txapelpun !!!!.






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